Por Waldo Mendiluza
París, 5 abr (Prensa Latina) Una mezcla sencilla, un pan peculiar por su forma y una maestría en su elaboración caracterizan al producto llamado baguette que enamora a diario a los franceses y pertenece ya al patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.
A finales del año pasado, el Comité Intergubernamental del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco aceptó la inscripción del saber hacer del alargado pan en su lista de salvaguardia de elementos, un hecho que consolidó la dimensión universal de la baguette.
Todos los franceses tienen a 10 minutos o menos de su casa una panadería, con más de 30 mil diseminadas por nuestra geografía, casi tantas como comunas existentes en el país, comentó en un diálogo exclusivo con Prensa Latina el presidente de la Confederación Nacional de Panadería y Repostería Francesa (Cnbpf), Dominique Anract,
Para el directivo, a esta realidad descrita en cifras, en la que la baguette es protagonista, se añade el orgullo del reconocimiento internacional de enriquecer el patrimonio intangible de la humanidad.
Las lecturas son varias, desde la consolidación del prestigio de un producto identitario hasta la satisfacción de quienes lo consumen y el estímulo para los encargados de elaborarlo a diario con su saber hacer -ahora patrimonial- y su misión de transmitirlo a las nuevas generaciones, destacó en esta capital.
Anract opinó que para los maestros panaderos, la invitación es a esmerarse todavía más en la creación del formidable y apreciado pan.
Según estadísticas, unas 10 mil millones de baguettes, elaboradas a base de harina de trigo, levadura, agua y sal, son consumidas cada año en suelo galo, ante lo cual no implica una exageración aceptar el calificativo de tesoro nacional.
Pues ya es también un elemento de probada universalidad, y estamos muy contentos porque el saber hacer es patrimonio inmaterial de la humanidad, fruto de un expediente iniciado hace seis años con el aporte de todos los actores, insistió el presidente de la Cnbpf.
También la satisfacción es enorme para el artista del pan Jean-Yves Gautier, quien comentó a Prensa Latina que la noticia de la inscripción trajo a su mente la importancia de garantizar la transmisión de conocimientos.
Es un deber y al mismo tiempo un placer garantizar que sigan pasando de generación en generación, como ha ocurrido por muchas décadas, abundó el galardonado con la medalla de «Uno de los Mejores Obreros de Francia», honor que solo algunos artesanos de unas 200 profesiones pueden lucir en su pecho.
Gautier resaltó el protagonismo alcanzado por la baguette con el decurso del tiempo, gracias precisamente a ese empeño de los panaderos en convertirla en un producto de excelencia, presente en cada comida del día en la mesa de los franceses.
Yo vengo de un pueblo pequeño, en el que recuerdo a la baguette como un producto del domingo, el cual poco a poco se fue apoderando de los días de la semana y de cada momento de consumir alimentos, así que verla dentro del patrimonio de la humanidad me parece hermoso, manifestó.